domingo, 22 de agosto de 2010

cuatro de domingo

Aniversario.

un aniversario
coincide en cuatro estaciones
el otoño de los padres
el invierno de su hermano
el verano de la abuela que no quiso mudarse
y su primavera.

Canillas.

De madrugada
las canillas rezongan
las impurezas del sueño del hombre
un gorgojeo de gota a gota
 y un aullido metálico
evitan los fantasmas presentes.

Arte.

el arte es sublimación de amor
su exceso
su falta
su apego
su huida. 



Ejército.

la alarma del ascensor
la ambulancia
el teléfono
una bocina
la alarma del auto
un parlante con una canción que alerta un mensaje
los gritos en la propaganda
se alistan
en el ejercito de la invasión sonora.

Brillante.

La luz de la linterna cede
Y se contagia
De aquello que bordea los cuerpos
Entonces
el brillo
Se esconde en su sombra 

lunes, 16 de agosto de 2010

Los discos indefendibles



   Hace tiempo que el disco de vinilo desapareció de las estanterías,  y con él, desaparecieron otras conductas. A veces cuesta discernir si las tecnologías se adaptan a nosotros o somos nosotros los que nos permeabilizamos a lo que se nos entrega, en algunos casos, de forma unilateral.
Personalmente tenía pocos discos, pero buenos. Sabía con antelación que es lo que me iba a comprar. Me dirigía a las disquerías a buscar al artista que conocía de memoria y también para investigar un poco sobre los otros discos, aquellos que no tenía. Éste hecho no me preocupaba en esos tiempos. Sabía que no era necesario tenerlo todo en materia musical,   será porque conocía el placer inmenso, tanto como el disfrute que me representaba abrir el disco para descubrir de a poco el arte de tapa y luego las letras; para terminar acertando el surco con la púa. Ese mismo disco que seguramente giró muchas veces sobre el plato, sin importar el destino de los otros discos, esos que nunca tendría.
  Hoy el cambio es muy grande en ese aspecto. Lo que fácil llega, fácil se va –apuntaría-.  Para ambos sentidos y en ambos sentidos. Los artistas con algo de dinero tendrán su disco en la calle y si invierten en difusión quizás lleguen a trascender un poco. Con los traslados de información en internet, se puede “compartir” música, que ya no es análoga, es digital, es información, son bytes, y gracias a eso, personas de remotos lugares y no tanto, se actualizarían con lo último que acaba de salir musicalmente. Y hay mucho, demasiado, diría que no alcanzan varias vidas para escuchar lo que se encuentra ejecutadado. Posiblemente nos perderemos a grandes talentos que morirán con un buen trabajo inédito, desconocido y que hubieran merecido la oportunidad  de ser escuchados.
Me imagino a un Mozart subiendo a la web sus temas. Tendría que competir sólo con su talento a la inmensa variedad de músicos en cartelera, y quizás eso, no le alcance.
El mundo pide inmediatez y efectividad. Esas premisas comerciales nos han quitado la posibilidad de disfrute. Bajamos diez discos en cuatro horas de los cuales sólo dos nos podrían llegar a gustar. Los escuchamos dos veces o una en toda la vida ocupando el nervioso lugar de algo mejor que ya estará por salir. En realidad, nos estamos llenando de discos indefendibles.
    El sólo hecho de salir de tu casa a comprar, y pagar con billetes un disco, lo hacía querible y justificable. Uno hacía valer su compra y recomendaba a los demás el producto. Y no había discos muy malos (alguno había) porque los mismos artistas necesitaron pasar por una cantidad de filtros para editar. Al ser más difícil y más costoso el proceso de grabación, normalmente, quedaban los músicos talentosos.
   Hoy no podemos defender a los artistas musicales, ya no aparecen grandes bandas nuevas, sólo algunas que logran llenar estadios por corto tiempo. No se asegura la continuidad porque pronto serán descartados por otra banda indefendible y lo más triste, es que se cambia a una por otra, gratis. 



miércoles, 4 de agosto de 2010

Confié, confía.





Siempre confiamos y la confianza parece una característica de la raza. La tendencia a creer, a querer creer, como una necesidad a veces. Creemos después de saber que la piedra es piedra y es que no va a ser otra cosa -excepto por nuestra facilidad para cubrir esa piedra con una manta engañosa y que sólo la vestimos así para nosotros mismos-.
Cuando confiamos en el otro ponemos mucho de nosotros en esa confianza, pero no nos damos cuenta de eso hasta que ocurre la desilusión. Y gracias a que esto sucede podemos descubrir la piedra. Cuando el sólido queda al descubierto parte de él es un espejo, ese que odiamos mirar. ¿Y qué vemos? Nada, o todo. Dependerá de nuestro acertado conocimiento. De nuestra asertiva forma de mirar.
   De algún modo existirá un odio por la deuda que es mochila de la confianza. Y la deuda puede ser monetaria o sentimental o quien sabe qué. Lo importante será determinar en qué parte uno es culpable de creer y en que parte uno está libre.
   Otra conclusión más de una breve frase del Dalai Lama que no paro de desmenuzar: “Se inteligentemente egoísta”.



miércoles, 28 de julio de 2010

Lo que leí en ocultos


Ocultos 31

En mis manos tengo un ejemplar de un diario atípico. Sus líneas tratan algunos temas menores y hablan de un lugar en el mundo donde no pasa demasiado, quizás digo esto porque prevalece lo humano y entonces, incurro en el avisado error de creer que eso es poco. Llegó a mis manos gracias a un amigo, un buscador de lugares imposibles. Le prometí no divulgar el sitio geográfico donde se encuentra ésta gente, así que sólo procederé a relatar algunas notas destacadas.

Diario del 27 de julio de 2010

Actualidad

El bostezo más largo del día se produjo a las tres menos cuarto en la plaza López, en el quinto banco que mira a la fuente, la misma que días atrás fue noticia cuando un graffiti avisaba que el hombre feliz tiene razón. Felizmente la  gente se juntó y aplaudió éste hecho.


Problema vial

El señor de los cordones largos no pudo avanzar y el tránsito fue caótico. Una mujer pisaba el cordón de su pie derecho y otra mujer el cordón de su pie izquierdo. Le pedían a coro una definición inmediata.

Lamentable incidente

Un hombre de noventa y nueve años falleció ésta mañana. Mañana cumpliría cien y eso era lo que éste hombre más quería en su vida. Pero esa mañana no llegó, y  alguien llamó, y canceló una torta.

Pensamiento del día

Nuestros dichos y
una máquina de escribir
pueden volver atrás

golpear con el martillo
alguna palabra expresada
la tinta se adhiere
se fusiona
ahora es algo nuevo
distinto
pero la palabra
la primera palabra
quedará enmendada


Deportes

Nuestro jugador estrella de treinta y nueve millones de dólares conoció a una chica de indescifrable valor, cenaron en un restaurante de trescientos pesos y el le prometió un viaje de cinco mil dólares. Ella dejó su trabajo de dos mil quinientos pesos y le dijo que si, en la boda de trescientos mil euros. Viajaron a una luna de miel de varios miles de yenes.
 Y pasó el tiempo.
 El psicólogo de él, de cuatroscientos pesos la hora, dijo que estar bien tiene su precio. La madre de ella dijo: qué barbaridad, en las revistas se los veía tan lindos.

Curiosidad del día 1  

Una mujer intentó ocultar su tristeza, justo en el día de la lluvia, de la sequía de gente en la calle, de los buñuelos fríos del domingo,  del álbum de fotos, de la carta de más de diez años, de la brisa helada contra la ventana donde todavía se lee te quiero.

Curiosidad del día 2

Nuestro intendente se niega a usar facebook y olvidó llamar a su madre por su cumpleaños.

 Publicidad
Los adivinadores
Adivinamos su pasado, pida turno porque sabemos que no lo hizo antes. Reparamos el pasado en el presente para un futuro mejor
No lo olvide, recuerde, no lo olvide, recuerde, no, no creemos que venga, ya se está olvidando de todo.

Publicidad 2
Soluciones para pintores o dibujantes poco creativos
El nuevo barro inteligent  ensucia mucho más, más profundo, llega hasta el alma. Siéntase mal un rato y espere la transición hacia la calma con lápiz o pincel en mano. 

Espectáculos

En el día de hoy y hasta la semana que viene se presentará el famoso grupo “los alisadores de asfalto”, nos mostrarán su colección de cosas que encuentran en la calle. Los objetos van desde una abuela perdida hasta un pequeño alfiler en un pajar, pasando por botellas de plástico, botellas de plástico, envoltorios de alfajores y botellas de plástico. Todo encontrado en ese orden.


Economía del pueblo

La medianera del hotel lindero me permitía ver una parte de la escena de la calle, entonces, sólo veía una mano y parte de un saco azul. Veía también un portafolio en el piso y varios billetes desparramados que pronto levantarían vuelo gracias al viento. No se trataba de entradas de circo o publicidades de financieras. Quise saber más. Indagué a una persona cualquiera, que pasaba por ahí y ante mi pregunta, detectaría mi falta de temporalidad con el lugar.  Mire, no se trata de las personas como usted cree -me dijo-, se trata de la esquina, en ese lugar la gente se para a devolver lo que le sobra. En ese momento hizo un silencio que yo acompañé, el necesario tiempo en pausa para que pueda proseguir su relato, pero sólo agregó. En esa esquina me dejaron.

  
Música

Lejos de la avenida ocurre un concierto sin músicos. Una madera que sostiene a un toldo golpea rítmicamente contra un metal circular, éste vibra y lo hace esperando la cachetada del viento contra una lona. Algunos pájaros acompañan en forma intermitente. La entrada es libre y gratuita-


Sección cultura del diario
Dos poemas

Mujer que dice chau -Eduardo Galeano

Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También me llevo una hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ese fue el día en que empezó la suerte.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas decíamos, todas las cosas cada vez mejores que nos van a pasar).
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.

  

Respuesta. De Pilar Almagro Paz, escritora Rosarina. 

ya pasó 

el subte la fiebre la noche el invierno el hambre la siesta la intención el número del gordo de navidad la ola el furor mi odio y decir odio
ya pasó el caminar la duda el pueblo la transpiración el silencio la tarde el oasis la mentira el viento la imagen de mi en la paloma la imagen de mi en humahuaca la imagen de mi en la escalera de mi patio el track 01. la posibilidad de conocer más el sur la poca cosa loca el cielo el agua el mar la obsesión la imagen de mi lisa la imagen de mi plana la imagen el tiempo la mano el brazo la soga la letra el telón la toalla el humo el deseo
y la respuesta

ya paso.

Éste diario se terminó de imprimir ahora mismo.

sábado, 24 de julio de 2010

The cartu show - Las palabras que toqué



Las palabras que toqué es el título de mi ultimo disco de raíces electroacústicas, con bases house, chill out y electro sobre poemas de grandes escritores conocidos.


Para escuchar los temas entrá aquí www.cartushow.blogspot.com


si querés un disco sólo pídelo baby, es arte free, gratis, gratarola!  



miércoles, 7 de julio de 2010

La espátula poética


  Una frase o una palabra escondida de nada sirven en un futuro creativo. Uso este espacio como un baúl de juguetes o como caja de revoltijos y entreveros. Algunas conclusiones quedarán estériles y huérfanas o se perderán para siempre en el espacio. De algunas otras me tomaré mas adelante para trabajarlas y darle forma como arcilla arenosa en los dedos. Limpiaré lo que no sirva, seré una espátula poética, si, eso seré. 
   
 Nota:  Algunas ideas tienen dueño, algunas ideas son compartidas y algunas las soñé dichas por otro, pero creo que nada es mio del todo, tampoco tuyo. 

lo que me pasó en día miércoles cualquiera,como hoy. 

(cartu/mariana martinez)
La mayoría de las monjas manejan combis, será que trasladan donaciones 

(cartu)
Cuando cinco o más obreros de la construcción se reúnen pueden pasar dos cosas. La primer cosa es una obviedad pero la segunda cosa me interesa más; es que alguna macana se mandaron y el arquitecto estará enojado. 

(pilar)
A la mayoría de los plomeros se le ve la raya

(edu negromo)
la vida es una sucesión de asados y porrones

(cartu)
En las ferreterías siempre hay que esperar, si entrás a una ferretería y no hay nadie seguramente no tienen lo que buscas o entraste a otro comercio. 


el póster de Lerner me da como, no se, si hay algo que no puedo describir es la cara de Lerner con sombrero texano.

las motos en la vereda anuncian que uno se está acercando a una repartición pública o sanatorio. 

Los inspectores de tránsito están siempre muy aburridos cuando cuidan una obra en construcción. 

El mundial de fútbol es una porquería para treinta y un países que participaron y para todos los que no llegaron a participar

un abuelo con la radio en el bolsillo a todo volumen se pasea por el centro y pone cara de yo no fui. Y no pasa más que eso. 

en la reunión de consorcio de ayer un inquilino insistía en exponer que nuestra casa comienza en el palier, que hay que cuidarlo. Yo me imagine con un velador y un sillón leyendo en pantuflas y saludando al que pasa.

Messi está chinchudo, no se porqué, pero lo imagino enojado, muy molesto. Me imagino que su Ipod se quedó sin pilas, me imagino reclamando caprichoso en el service. 

(una señora hoy en la radio)
hay tantas cosas que hacer antes de un monumento a Maradona....Y si señora, siempre va a haber cosas antes y cosas después. 

las personas que tienen garage se enojan mucho si no pueden salir. 

el kiosko de revistas ahora está diez metros más a la derecha. Las noticias no se modificaron ni para la izquierda ni para la derecha. 

Cuando llegué estaba la comida lista y una coca cola en la mesa que al parecer había quedado oculta en el fondo de la heladera. La coca cola es droga pero Cerati esta mal por otras sustancias. 

voy a mandar unos archivos por mail y me van a devolver unos rasguidos de guitarra en otro archivo. Armaremos un tema bossa nova con mi amigo el cabezón, sin vernos. 












domingo, 4 de julio de 2010

El señor de las banderas

La mañana amaneció con una inusitada sensación,  un temor oculto entre gestos de los pocos transeúntes. Nadie hablaba para no tener que decir siempre lo obvio. Todos sabíamos que iba a ser difícil.
 Sobre la calle empedrada del centro de un día laborable algunos corrían, otros se salvaban de ser arrollados por los vehículos, la meta era llegar al minuto cero. La desesperación de no perderse nada aunque se pierda la vida.
  En la vereda alguien encontraba la foto de Messi en una revista del fin de semana, la devolvía al volquete –pensé si así tratamos a los ídolos-.
  En ese momento daba comienzo el partido, y ya estábamos perdiendo cuando el árbitro dio el pitido inicial. El entrenador del equipo contrario sabía nuestras debilidades, entendía lo que en realidad siempre fuimos- y esto corre por mi cuenta-  un equipo partido al medio.
    Hubo alguien más que lo supo, alguien que se anticipó al resto.
    El señor de la esquina de los dos bulevares comenzó a guardar las banderas azules y blancas en su bolso negro, cuarenta y cinco minutos antes del final. Las desmontó una a una de sus broches, no las quiso ver flamear. Yo quería creer que había tenido una urgencia, que guardaba todo para seguir el partido en el bar, que había quedado con alguien para encontrarse, pero no. En el fondo sabemos, y nosotros todos lo sabemos, que ante lo inevitable podemos permanecer y esperar, o escapar rápido. Sabemos que  las pasiones no tienen explicación. Sabemos que  cuando no se logra lo esperado, la ilusión se encamina ante dos puertas posibles, la tristeza o la bronca
Los que sufrimos no creemos en los que ya están mirando para adelante. Ni en que no te importe nada. Tampoco en el análisis, que cuanto más frío, se aleja por completo de lo que sucedió.
Los que sufrimos, expresamos, lo que seguro y por lo bajo habrá pensado el señor de las banderas mientras volvía a su casa (Solo esperemos que no encuentre en el camino otra voz que se le acople, yo lo he escuchado maldecir y les aseguro que no va a parar). 

martes, 25 de mayo de 2010

Mal que mal

Mal físico

   Ante un mal físico irrefutable e inflexible sólo nos queda aceptar o no éste hecho. Los caminos son claros, se toma el ejercicio económico de culpar a la vida en todas sus formas, o se toma el desafío de vencer la limitación, superándola.
    Si uno resuelve el conflicto y vence el mal, que no es otra manera que aceptar sin culpas ni odios, se tomará a esa vida como ejemplo de otras.
 
Mal lógico
 
    ¿Qué pasa cuando podemos revertir el mal pero nos sentimos oprimidos por la causa que enfrentamos?
    Creo que allí reside la posibilidad de un giro importante de la conducta humana. Allí donde las felicitaciones no llegan debemos actuar bajo la indómita red de conclusiones para vencerlo.  El mal no se presenta con una evidencia clara  y concreta, eso le permite huir.
    En el camino de la sanación de las almas, los males lógicos viven camuflados en los rostros de las personas, permanecen hasta que se decida tomar la iniciativa de un ataque. Todo lo que subyace se adhiere al ánimo y es por esto que no debemos permitir la adherencia del mal en nuestro carácter.
    No podemos atacar lo que ya es parte nuestra, como una materia que se destruya a si misma.
    
       
  Uno de los males conocidos    

     La depresión que se genera bajo la diferencia de potencial es lo que se vive continuamente en nuestra era. Unos pocos teniendo el control de la situación, aplastando la moral. Un sistema que se encarga de deteriorar las almas hasta tenerlas controladas sino muertas en vida. Cada tanto generando necesidades que no son necesarias. Privando de tiempo libre.
     La falta de ganas de hacer genera una incapacidad para disfrutar el ocio, que en algunos casos se lo asocia con vagancia. Las nuevas sociedades dependen siempre de otros u otras cosas, no se valen por si mismas y resuelven su culpa proyectando contra un tercero. 
    Las personas que habitan las ciudades deberán encontrar y hacer lo que les guste, de lo contrario, perderán una de las cosas más valiosas de la vida: el entusiasmo.




jueves, 13 de mayo de 2010

Obsecuentes de la fama y el poder.



 Sobre los Obsecuentes conscientes. 


    El obsecuente no es una mala persona por el sólo hecho de portar con ese adjetivo. Persigue un fin. Aporta sus declamaciones a ese otro que le interesa, y ese otro, normalmente, ocupa algún rango de poder o popularidad. Es un estratega político de estos tiempos. 
    El hecho de ser considerado obsecuente se produce cuando otros ojos miran y juzgan. Las plataformas de redes sociales ayudan para detectarlos con rapidez, y creo que el obsecuente es uno de los qué mas pierde con esta tecnología. 
    Es que necesita ser visto. Necesita un público o tribuna que lo detecte. ¿para qué gastarse en adulaciones solitarias y a escondidas? De esa manera no podría demostrarse ante otros y eso, es lo que justamente anhela. Quedar exhibido dejando rastro. El mensaje implícito sería algo así como: que quede claro que te quiero mucho, pero más que los otros que te conocen. 
    Pienso que el obsecuente premeditado no tiene valores verdaderos. Uno no puede andar queriendo a tanta gente, porque si su energía se canalizaría en una sola persona ya no podría tildarlo de obediente, sumiso, cumplidor como dice el diccionario. Eso sería algo parecido a una conquista amorosa. Pero quién en su sano juicio quiere a un obsecuente al lado. 
   El poder es la semilla de los obsecuentes, que son regados y crecen cuando son dejados actuar. Y crecen bastante ya que a todos nos gustan los aplausos. !Qué problema! y realmente pienso que lo es. 
    Exceptuando que nos guste el sitio de pedestal ante los otros, me inclinaría por promover la desconfianza al aplauso desmedido. Un pequeño gesto daría por enterado al estratega y lo devolvería a su sitio. 
  El antídoto no es sólo la humildad del festejado, sino también, una dosis justa de seguridad e inteligencia para discernir lo correcto. 

   En definitiva, el hecho consciente, premedita la necesidad de alcanzar por el medio de adulación que tenga a mano, su fin último, que no es ni mas ni menos, que una negociación de amor por dinero o fama.  



martes, 23 de febrero de 2010

Cambio de rótulo


    El escritor de la calle Lomas necesitaba depositar sus ideas en papel. Masticó mentalmente algunos conceptos mientras volvía a su casa. Caminó observando las baldosas de la vereda aunque en realidad bien sabemos que no les prestó atención. No saludó a quien quizás lo conocía. No se detuvo a curiosear a los cuatro ladrones de carteras detenidos con sus cabezas en el asfalto. La sangre de la anterior escena no alcanzó para distraerlo. Un bocinazo lo trajo por algunos instantes al mundo pero supo bien sortear el inconveniente.
  El escritor de la calle Lomas subió tres pisos por escaleras y agotado, abrió la puerta del armario para sacar la vieja rémington, que llevaría sus ideas al papel - después de golpear cada tecla con la violencia necesaria para mellar la tinta en lo que él pensó iba a ser una pequeña historia-.
  El escritor de la calle Lomas comenzaba su novela sin querer, esa noche, la noche que no pudo dormir gracias al suspenso que un par de ideas habían generado.
 El escritor de la calle Lomas tuvo un mal final. Fue detenido por golpear brutalmente a su mujer en la calle. Ella había prendido fuego sus escritos y había mal vendido la vieja máquina de escribir. Discutieron. Antes discutieron.
 En el barrio no extrañamos al golpeador de la calle Lomas, nada sabemos de él ni de su suerte. En alguna librería, la novela espera ser descubierta.

sábado, 20 de febrero de 2010

Historias caminadas( ocultas)





Micromundo

  Veo al microondas como un pequeño universo
  el café con leche gira
  iluminado
  durante un tiempo
  en el mismo sentido
  hasta que todo se detiene y se apaga

Recolector de ideas

El buscador de cosas impensadas
descubrió que en el centro de la ciudad
hay mas escalones que personas
mas vehículos que árboles
mas baldosas que niños jugando
más semáforos que poetas

Sombras:

      La mañana invitaba a salir. Busqué abrigos para sincronizar con el invierno de afuera. La oblicuidad del sol jugaba con los aciertos, se escondía de mi posibilidad tras los muros de cemento. Piezas exiguas de delicadeza que se elevan con el simple fin de prohibir algo de luz en las veredas. Caminé entre los grises hasta que conseguí mi premio en siete baldosas. El hallazgo, invitaba a conformarme.



  El taxi que vos querés
 
  El taxista de la ciudad de las sombras, conoce la verdad, pero cambia su discurso con cada nuevo pasajero. Y eso es verdad.

  

 Alarmante

       El sonido de la alarma se mantuvo durante dos horas. Conocemos la secuencia, un chillido agudo, un sonido a motosierra, unos martillazos punzantes y la pequeña pausa para dar entrada al nuevo ciclo. En el auto, cuelgan algunos cables de la gaveta donde existía un autoestereo, faltan un par de anteojos y  algunos objetos que se descubrirán mas adelante. El ladrón ya está llegando a su casa con el dinero de la venta y en ese mismo momento, un señor de traje gris detiene la alarma.


    
  La sensación

    Nada se compara a la sensación de llegar a casa. Eso me dijo el señor del piso catorce en el ascensor. Admití que me ocurría lo mismo. Días más tarde coincidí un descenso con la mujer del señor del piso catorce. Ella me dijo: mi marido se vive escapando, se escapa de mi, y yo pensé, que él sólo ama, la sensación de llegar.

  El carnaval que no fue

Perdimos todo intento de carnaval. La señora con el vestido azul mojado amenazó con llamar a la policía y luego demandarlos. Los chicos escondieron los globos de agua y nunca más hablaron del tema.

  Cigarros

    Cuando ella se fue él prendió un cigarrillo. Lo escondía detrás de un armario. Después ventiló la casa. Ella había salido a fumar a escondidas y antes de regresar, compró  un caramelo de mentol. A la noche cenaron y hablaron de otros absurdos de gente conocida.

Mezclas
Los manteles blancos se ajustaban en la sala perfecta
 la vela derretía la cera en el tiempo estipulado
Sin pedir permiso el aroma de carnes asadas ingresaba al distinguido restaurant de comida japonesa
La identidad perdida, y encontrada, en la salsa de soja.




Dos clases de deudas
La silla sostenía dos camperas
una cartera
tres juguetes desarmados
y la ausencia del padre.

En otra mesa
Hablaban de perros
sus razas
durante un rato hablaron
querían esquivar el tema que los había reunido.

Dímelo con flores.

     Un mantel de hule con flores. Unas cortinas blancas con dos flores rojas bordadas. Una foto, sobre la repisa de los libros, mostraba un jardín. Compró una hebilla para el pelo y tenía un dibujo que simulaba una flor; pero no  quiso macetas en el departamento.



La libélula

    A los médicos hay que esperarlos. Los turnos se superponen. Los pacientes caminan por los pasillos de la clínica mirando la pared de impecable blanco. Cuatro cuadros incomprensibles cortan la pulcritud. Unas figuras geométricas y unos colores vivos pretenden descontracturar la mente que espera.  En esos momentos no pasa nada ni va a pasar. Una libélula lo sabe, choca contra los vidrios una y otra vez, negándose a la estadía.

  
MONTEVIDEO

      La ciudad vieja de Montevideo refleja resabios de tiempo detenido en los frentes de las casonas grises. Punto de convivencia de razas, estilos, formas, estados sociales.
      La brisa del océano recorre las veredas baldeadas. Bajo una farola gigante una mulata espera la tarde, sentada en los escalones de su casa. Mi lente busca sin descanso, ansioso ser, queriendo llevar la magia del lugar en un poema o una foto.
Hubiera escrito algo sobre la sorpresa sostenida en mis pies, algo que avise cada esquina nueva de la ciudad vieja, del sabor del boñato asado, de los pintorescos bares, del ritmo de carnaval y los colores de las pintadas.
 Preferí clavar el recuerdo
Como un tajo cicatriz

El hombre por cien

   Un señor se acerca y me dice que el diecisiete por ciento de la gente toma cortado en jarrita, que el treinta y cinco por ciento logra degustar un buen vino, que el cuarenta por ciento toma gaseosas y el resto no sabe. Me sorprende su análisis y le contesto que voy a tener en cuenta esa información. Su mirada queda detenida a la altura de mi camisa.  Yo también miro mi camisa. Luego llevo mi vista hacia la calle para evitar la incomodidad.   ¿Ud me conoce? – me dice casi angustiado-. Le contesto que no. ¿Sabe que el noventa y nueve por ciento de la gente no me conoce? La verdad que no lo sabía, así que negué con un movimiento de cabeza.  Después de un rato volvió a indicarme. ¿Sabe que el ochenta por ciento de la gente que niega con la cabeza quiere no ser molestado? Hice un gesto que denotaba una obviedad. Me corrí un par de asientos de la barra del bar, los necesarios para evitar la charla. Antes de irse me saludó. Nos vemos, cuidate…!ah!, ¡ojo que mañana hay un sesenta por ciento de probabilidad de lluvia!