martes, 21 de julio de 2009

Historias caminadas (2)




Mal agüero.


El vendedor de paragüas apuraba su grito. Insistía, invocaba. Quería que lloviese.


Juego de lluvia


La zigzagueante y errática propuesta de evitar los charcos. Un juego con disfraz. Botas, pilotos, paragüas y la astucia para no ser mojados.

Argentina 2018

Me había quemado con leche.Nunca lloré.

Perdido global.

No encuentro la manera de llegar a mi GPS


Respeto argentino

Estaba próximo a mi objetivo. Debía decidir de manera inmediata, sin lugar a titubeos. Tiraba por la borda mi última hora pasada. Tomé la decisión. Corrí. Esquivé a dos niños que jugaban con un auto de plástico sobre el piso de mármol y a una señora que dejé con la intención de preguntarme algo. No podía sostenerlo más. Intenté esforzarme trasladando imaginariamente mayor movilidad a mis pies. Cuando casi daba todo por perdido, las puertas de blindex se presentaron. Un esfuerzo más, sólo un poco más. En el límite imaginario que divide el adentro del afuera: estornudé.


Botón.

Botón de la apertura del portón. Botón del auto estéreo que apago. Botón del ascensor, piso ocho. Botón del celular que desconecto. Botón de mi camisa. Botón del televisor que ella apaga. Botón mi ombligo y el tuyo.


Dímelo con flores.

Un mantel de hule con flores. Unas cortinas blancas con dos flores rojas bordadas. Una foto, sobre la repisa de los libros, mostraba un jardín. Compró una hebilla para el pelo y tenía un dibujo que simulaba una flor; pero no quiso macetas en el departamento.

Tres años

Cuatro medias, una sábana, creo que una camisa y pantalón. Si, ahora que se detuvo el viento estoy seguro que es una camisa. Hace tres años podía ver el río.


Vela por nosotros.

Lo empujaron con la fuerza del que nada pierde. Se encontró en el piso. Encontró el piso. Se incorporó lentamente buscando pertenencias. Descubrió que sólo faltaba una bolsa con algunas velas y algo de justicia. Esa noche se desveló.


Programa.

Invitarte a una cena en ese restaurante junto al muelle, quedarnos horas, hacernos bolitas de pan y espuma. En la costa caminata sin retorno. La vuelta zigzagueante para perder el inicio. Refrescarnos en sambayones, granizados y mentas. Acostarnos, desconociendo las formas de la habitación. Perdernos en sueños. Encontrarnos. Perdernos. Encontrarnos…
Pero no. Mejor me callo, es muy tarde. ¿Qué habrá hoy en la tele?


Rosario Streets

Deslicé suavemente mi pie derecho hacia atrás. Antes de llegar al recorrido final, elevé unos centímetros el talón. Casi al mismo tiempo comencé la repetición con mi pie izquierdo. Logré retroceder cincuenta centímetros cuando una impensada baldosa dañó la planta de mi pie. Tomé asiento en el banco de la plaza, sostuve con mis manos la herida y miré el dibujo desnivelado de la vereda. Michael Jackson tampoco podría.


España y Brown
Siempre hay alguien sentado en “la culpa”.


xxx


-¡Al revés!
-¿así?
-sí, así. Así va mejor jeje.
-ahí pasó.
-agárrese
-¡si ¡
- deje, yo se la pongo.
- muy amable.

(Podría ser una charla de un colectivero renegando con una tarjeta magnética)


Sin cura.

A los médicos hay que esperarlos. Llevo dos horas y media en la clínica y hay una persona superpuesta en mi turno. Ayer, justamente, atendí a un doctor en mi negocio. Estaba apurado.


Bic


Quise rescatar de la vidriera un viejo exhibidor de biromes. La dueña del bazar morirá con él.


Foto : Mientras tanto-Pilar Almagro Paz

miércoles, 8 de julio de 2009

Señoras de mi barrio.


(A volvía de la peluquería, B y C caminaban en busca de un florista para luego dirigirse al cementerio, D salía de la mercería. En la cuadra de la Biblioteca Nacional se encontraron.)

A) -El Vitor se contagió
B) -¡No te puedo creer!
C) -Y… seguro la contagió a la Irma
D) -Con lo miedosa que es la Irma, ¡que lío se le debe haber armado!
A) -Mirá, a mi me dijo que no diga nada, por el laburo que se yo, aparte, no quiere que se comente.
B) C) D) -Quedate tranquila Beatrí, ¡quedate tranquila!
D) -¿Fue al médico o se esta autogestionando?
C) -Automedicando se dice
D) -Ahhh bueno, eso quise decir, ustedes me entienden
A) -Mirá, me dijo que no diga nada pero esta consiguiendo medicamentos en una farmacia de Rioja Y Mitre...se los venden sin receta
B) C) D) -Aaaahhhhhh
C) -Mirá, que haga unos baños de vapor, son buenísimos
D) -Que coma nueces mejor
C) -Alcanfor en el pecho y miel, mucha miel
D) -Pasas de uvas dicen
B) -Que se ate una media en el brazo y coma durazno
C) -No, mejor un traguito de orín y después un pomelo.
D) -Si tiene temperatura mejor que se bañe mas de cuatro horas y vaya de cuerpo.
B) C) -Mmmm si. Puede ser
( Beatriz comienza a pensar en otra cosa, obligaciones del día. Su mirada se pierde)

A) -Bueno chicas, las dejo que le tengo que cuidar el nene a mi nuera.
D) -Uhhh bueno, que te sea leve, ¿como anda ella?
A) -Bien, pero me parece que anda con otro. Uds no digan nada por las dudas.
B) C) D) -Nooo, quedate tranquila beatrí, quedate tranquila.

(Beatriz se aleja. Camina sobre la vereda con paso corto, mirando el piso. Toma fuerte su cartera y dobla al final de la cuadra.)

c) Che, ¿y de qué se contagió el Victor?
d) Uy no se, no le preguntamos




sábado, 4 de julio de 2009

Breve Gripal

Una señora con barbijo lee el diario de la mañana. En la tapa publicitan cincuenta muertes. Los periódicos se venden más ahora, cuenta un canillita. El miedo se propaga de boca en boca atravesando todo tipo de telas o mascaras. La señora mira a un perro que estornuda. Se corre unos metros, se baña en alcohol y tira desinfectante.

La hora de la balanza.

Distintas formas de regresar. En la ciudad de las sombras, un Mercedes Benz no puede competir con los de a pie. Inventamos el caos y el tránsito sólo, para hacer justicia.

Vendedor de lámparas

El vendedor insistía en venderme lo que no tenía, lo que estaba por llegar. Promesas de semana que viene. Me fui del lugar observando mi billetera intacta. En la vidriera, hermosos modelos de lámparas y tulipas. Conté mas de veinte.


Sombras

La mañana invitaba a salir. Busqué abrigos para sincronizar con el invierno de afuera. La oblicuidad del sol jugaba con los aciertos, se escondía de mi posibilidad tras los muros de cemento. Piezas exiguas de delicadeza que se elevan con el simple fin de prohibir algo de luz en las veredas. Caminé entre los grises hasta que conseguí mi premio en siete baldosas. El hallazgo, invitaba a conformarme.