viernes, 18 de febrero de 2011

Sobre manipulaciones



    El manipulador despliega su poder y en el camino intenta cercar  la libertad de quien se cruza. El manipulado se deja corromper y es el que pone el precio. Es también el que cierra el contrato. La transacción se lleva a cabo mientras el manipulador conserve el poder que dice tener o hasta que el manipulado cumpla su objetivo o se quite las esposas. 



jueves, 17 de febrero de 2011

las cosas que se dicen



  El arrepentimiento empezó en la noche, pero a esa hora uno da vueltas de un lado a otro, recorre kilómetros a los tumbos; en la cama. En el perímetro que marcan las sábanas me quedaban algunas ideas que solucionaban las cosas, pero en la hora de las batallas y entre sueños, uno no anda con lápices ni grabadores. No sabía con que pie pisaría la primera baldosa. El día estaba plantado. No tuve más que bajarme y comenzar a meter en un bolso las cosas que dije de más. 

miércoles, 16 de febrero de 2011

el bastón



 Un bastón puede sostener nuestro cuerpo débil. Al tiempo que la madera toque el suelo, imaginamos una larga carrera. Estamos transpirados, con ansiedad de viaje, intentando meter las maletas en el tren. Cuando damos el segundo paso, olvidamos las vías y los paisajes de ventanilla. Así. De a poco. Así.  


martes, 15 de febrero de 2011

Poesía, su esencia.




   La poesía dice desde un lugar cómodo. De las cosas que sucedieron o de la improbabilidad de lo que pasará. Denuncia. Deshace. A veces se ocupa de nimiedades o de la reconstrucción de un sentimiento, de transmitir un color o un sabor y de hacer parlante una reflexión. La poesía es vaga y busca subirse en hombros.  Los porteadores, como viajeros que se despliegan por los mundos, contienen la misma esencia.




sábado, 12 de febrero de 2011

Hombre solo



    No conocemos la soledad.Nadie pudo describirla con la inmediatez y la seguridad del abordaje. Se da espacio a la nostalgia, a un recuerdo que ocupa lugar, pero no conocemos la soledad. Cada pensamiento en éste mundo es un lazo a las cosas que nos pasan. Y nos atamos a cualquier cabo. Tomamos todas las sogas: las que nos llevan adelante y las que nos devuelven a los tiempos vividos. Pero no conocemos la soledad. Apenas se acerca a su estómago un enamorado en  pleno gozo o un niño cuando ríe. Curiosamente, el hombre solo, es el más acompañado.

viernes, 11 de febrero de 2011

Girar

Peonza.png
L= momento angular



Para que un trompo gire, y gire bien, necesita equilibrio, velocidad y fuerza de gravedad. Si alguna de éstas características falla, el trompo quedará haciendo vagos intentos de permanencia perpendicular. A la peonza y su cuerda le interesa el afuera pero no mucho más de lo que le importa su consistencia. 
   Girar es la cuestión. En el giro de 360 grados nos llevamos una muestra de todas las realidades y no nos quedamos con ninguna, seguimos girando. Y a pesar de ésto, nada nos asegura la misma vista en la próxima vuelta.  Porque nosotros mismos iniciamos el giro con otra energía y somos nosotros los que ejercemos el poder  sobre el momento angular.  Habrá que plantearse cuanto afecta el mundo exterior y su gravedad, en nuestro mundo interior o materia. 

jueves, 10 de febrero de 2011

De vacaciones



 ¿Y qué vienen a hacer los pájaros a la ciudad? Naturaleza pretende que la gente mire el cielo. En ésta era se equivoca. El cielo se aprecia quince días al año,pocos mas, pocos menos; de vacaciones.

martes, 8 de febrero de 2011

Milagro chino






    
   Tropezando entre palabras de su china natal y un castellano a la fuerza, la mujer me dijo: la lluvia sólo cae una vez, lo que vemos, esas gotas, son desprendimientos de una única lluvia. El cielo sabe que tiene una vida para esparcir sus líquidos y al mismo tiempo sabe que la gente espera. Cada gota sobre tu cabeza deja la marca de un nacimiento, ese acto mayor, nos rebobina a nuestro inicio. Nuestras vidas son litros de agua que…
-         yo puedo entender sus costumbres señora… pero el paraguas que le compré ayer no sirve más.
La mujer bajó su vista y se balanceó con la cabeza, como diciendo que no. sólo dijo: siento decirte que te hice un favor.
-         mire, le pediría si me lo puede cambiar o me devuelve el dinero.
-         no entiende.
-         claro que entiendo, usted me vendió un paraguas y ahora me hace un cuento chino
-    no entiende
-         aparte compré el más caro que tiene porque ya me habían dicho que duran poco.
-         ….
-         ¿no me va a decir nada?
Me miro a los ojos y dijo: puedo explicarte de nuevo, la lluvia sólo cae una vez, lo que vemos, esas gotas, son desprendimientos de una única lluvia. El cielo sabe que tiene una vida para esparcir sus líquidos y al mismo tiempo sabe que la gente espera. Cada gota sobre tu cabeza deja la marca de un nacimiento, ese acto mayor, nos rebobina a nuestro inicio. Nuestras vidas son litros de agua que buscan evaporarse. El paraguas te protege, pero a la vez impide que conectes con tu esencia líquida, impide tu serenidad, tu calma de laguna. No es que tu objeto se dañe por defectuoso, comprarás diez más y pasará lo mismo, es tu alma la que quiere mojarse.
   - ¿Usted esta segura señora?

  Sus ojos no dejaban de mirarme, transmitían cierta melancolía. No dije nada y tiré el paraguas roto en un cesto - pude ver que había más de diez allí - , entonces me volví esperando la lluvia y deseando creerle. 
  Había caminado tres pasos y oí que la mujer me chistaba. Agitaba sus manos y me llamaba.Me ofrecía un paraguas agujereado por veinte pesos. Decía que la gota que tocara mi cara había podido atravesar las vicisitudes de lo material, que era un paraguas que podía alejarme de los problemas de dinero. No le contesté. Sacó entonces un paraguas con un gran agujero de unos treinta centímetros que debía usarse con el hueco de frente, así las gotas sensibles impactarían directo al corazón. Y siguió ofreciendo. Paraguas para la melancolía , para el dolor de espalda, para las angustias, para la risa fácil. En todos los casos quedaría uno empapado. Le dije gracias y salí a comprarme un piloto. Truenos otra vez. Se venía la lluvia y estaba en Argentina, pleno centro. 





   

lunes, 7 de febrero de 2011

las ideas




Cuando encendí el ventilador las ideas comenzaron a tropezarse. Estaban sobre la mesa y creo que la primera ráfaga las asustó.  Dando tumbos, las entrelazadas líneas de pensamiento se distorsionaron hasta perderse. Polvo de ideas que después podré juntar en pala o con escoba despegaré de las paredes.
    Sé que no puedo rearmar lo que el viento quiso perder. Pero por suerte todo llega hasta algún punto. Lo que quise decir y se fue, quedará flotando hasta que toque tierra. Desde allí escribo. Desde allí digo. 


domingo, 6 de febrero de 2011

Apariciones


  

   Me ha sucedido desde chico. Suelo poner la mirada en alguien, un señor flaco y barbudo con ropas de la india o una mujer vikinga, esbelta, con cara de haber sido poseída por las líneas de las baldosas en las veredas, y encontrarme de nuevo con ellos a la vuelta de otra esquina. Varios encuentros en el día pero no más de cuatro veces.  La casualidad de las apariciones siempre será el misterio a resolver. ¿Serán amigos de mis vidas pasadas que vagan errantes? Probablemente sí. Quizás tanto ellos como yo, no nos animamos a enfrentarnos. Quizás de forma inconciente calculamos la probabilidad y sólo nos rozamos con algunos metros de diferencia. Porque seguramente, si nos tocamos, abriremos la puerta a la comprensión de lo que significa el destino programado. Es mejor así. Que cada uno de nosotros funcione por separado. Hay mucha ciudad para perderse, todavía quedan pastos altos y sótanos para dormir. 

jueves, 3 de febrero de 2011

Vaso de soda (vasito)


  
  Se construyen historias burbujas. Algunos dicen que el vaso de soda debe tomarse para borrar la memoria del paladar y degustar el café sin agravios, sin recuerdos.  Otros cuentan que debe tomarse después de todo, para evitar las maldiciones del grano de café, que en la boca y en forma de borra, puede armar un destino o modificar el existente. Los dubitativos, toman un trago rápido ni bien los mozos apoyan el vaso en la mesa.  Mientras mezclan con café sorbos de pensamientos o conversaciones, miran el vaso, y cuentan las burbujas que desaparecen; se esfuma como la sensación de haber tenido. Ellos, los inquietos de la duda,  toman breves sorbos y dejan un resto para el final -casi de la altura de un dedo-, no vaya a ser cosa que la suerte, ese día, tenía preparado un mal plan.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Terrazas en verano





  Las terrazas del centro existen para que imaginemos tener una. Los propietarios de la terraza suelen armar una pileta y hacer asados. Por la noche, escucharemos risas, sonidos de platos o copas que se golpean. Uno no quiere asomarse porque después habrá que inventar un justificativo que nos deje tranquilos y nos haga pensar que igual estamos bien así: sin terrazas.
  A veces, en una de las posibles miradas al pasar, descubrimos que la vegetación, la ropa colgada, el agua de la pelopincho esperan mucho tiempo en soledad. Entonces comentamos y preguntamos para qué tener ese preciado espacio si la gente no está nunca. Y pasamos la tarde entre vientos cruzados de ventiladores o sonidos de aires acondicionados recién instalados. Si una brisa fresca llega nos olvidamos de todo. En el mayor de los casos, seguimos imaginando.  Dios le da terrazas al que no tiene tiempo.