jueves, 20 de enero de 2011

La materia del somos




   Somos nubes del cielo, a veces alguna tormenta, pero no más que eso. Entre nosotros, muy pocos descubren el finito magma que acaricia un rayo en la tierra.  Cuando todo pasa y el primer viento pliega los bordes de un charco, un reflejo nos muestra en silla de ruedas. Somos nosotros, cuando no somos agua y viento.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Desprendimiento




Los malos momentos desaceleran la caída, si es que todo va a parar a un pozo o un túnel. Quitan la velocidad primaria, nos ocupa. Y en esa ocupación tomamos el tren y vamos al trabajo y saludamos a un amigo y compramos comida rápida y seguimos en el trabajo y vendemos, compramos; nos enojamos.

  Todo es tan breve, tan breve, que lo previsto nos encuentra con las maletas a medio armar y con esas cosas que callamos dando vueltas en la casa. De pronto, el aroma del café se vuelve grano de café y el polen se convierte en flor. Somos el desprendimiento de otra cosa que no tiene nombre, que nos llama desde el momento que pisamos tierra firme. 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El cuidador de sueños

El cuidador de sueños.   

      Compramos en la calle, por pocos pesos, un cuidador de sueños.
       La noche pedía más abrigo y la tormenta mostraba sus dientes. Entonces, soñando, mezclando cosas en lugares de mi mente, me encontré viajando en un velero. Todo era blanco y negro y las olas parecían acuarela en trazo grueso. El sonido de un rayo se oyó, con la contundencia que tienen los rayos para destrozar cualquier intento de estabilidad. Mi sueño entendió que el rayo rompería el mástil. Caí al agua. Nadaba mientras el velero se alejaba y yo quedaba sólo. Me sentí huérfano y un probable muerto. En mi somnolencia recordé el cuidador de sueños, lo tenía conmigo. Entonces se apareció una isla; y yo había mirado a mí alrededor, juro que no había visto nada.


domingo, 31 de octubre de 2010

En éstos días de luto.

    Será que todo debe ser  blanco o negro y que los matices no son más que pequeñas grietas de los dos colores predominantes. Será que se es o no se es.  Me resulta complejo razonar cuando defendemos una única verdad y cuando descartamos otras. Me resulta pobre y de una brutal inocencia el fanatismo. Sólo eso quiero decir en estos días de luto. 



domingo, 12 de septiembre de 2010

El tiempo

El tiempo,
con su fuerza innegable
a veces
arrastra las horas
y a veces
(la mejor de las veces)
las desliza tan suavemente

su sutileza
dependerá de la importancia de las agujas

viernes, 10 de septiembre de 2010

horas nuevas

una especie de picazón en los bordes del alma



allí


donde las palabras necesitan refundarse


un nacimiento






dos medialunas casi vencidas


en el bar lindero del hospital


allí


donde pasa gente a diario


descanso


de la intensas horas nuevas






un cordón desatado en la luz


la trampa de la naturaleza para las mentes concientes


así


impone su ritmo


así

olvido el café y por un rato quien soy.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Para leer cuando llueve

     A veces pasa que la lluvia nos espera. En ese mientras, acaricia el vidrio húmedo para llevarnos hipnóticos a un pensamiento triste o delicado y para hacernos saber que luego limpiará lo que pasó.
    A veces pasa que la lluvia nos hace creer que termina algún capítulo repentinamente, como un señalador que divide dos hojas del libro.
    A veces pasa que la lluvia esquiva paraguas, porque son ellos lo que impiden  los golpes en el cuerpo, son ellos, los cómplices de lo seco que suena a perfecto. 
     Mientras la lluvia, la venganza de lo líquido se camufla en los charcos o alguna baldosa floja.  Cada surco de una gota en mi cara también quiere expresar algo, como las líneas de mi mano en el futuro.
      Y a veces pasa que la lluvia, ella, queda inmersa en un final, cuando una escoba retirada del armario barre mucho más que unas pocas hojas mojadas en el asfalto, porque se  lleva también, la promesa de las cosas que haremos después de ella.



jueves, 2 de septiembre de 2010

Las diez y treinta

Todos tenemos un momento
una hora
con sus minutos (y me animaría a decir segundos)
una hora que nos delimita
y nos recuerda que comienza a quedar atrás
el sonido del fuego
el pan con manteca y azúcar
el café caliente
y las vueltas en la casa
para engañar a las llaves.

martes, 31 de agosto de 2010

mar seco

Algunas palabras
sin doble de riesgo
se dañan tanto
en nuestro pensamiento

entonces retroceden
pero no siendo las mismas
cambiando, por las horas que pasaron


algunas palabras
sin salvavidas
se ahogan

el tiempo;
es ese mar que tiende a secarse

lunes, 30 de agosto de 2010

windows 2010



Las ciudades de la planicie


sus largos pasillos

troquelados simétricos

ventanas miran ventanas

y son las culpables

del aburrimiento

domingo, 29 de agosto de 2010

Artefactos





En las noches
ausentes de luz
de la totalidad de luz
deberíamos aprender de los artefactos
aquellos que emiten sonidos incómodos
a veces agobiantes
cuando nos avisan que existen
aunque nadie 
repare en su causa 

sábado, 28 de agosto de 2010

Emoción





La emoción
trepa paredes
más de una vez cae
y si acaso se elevase
es su cometido
caer 
y volver a intentarlo 

viernes, 27 de agosto de 2010

medios de comunicación







El humo bordea el cartel que prohíbe el humo
se permiten carteles que bordeen humo
se permite imaginar figuras con el humo y se permite aspirarlo y alojarlo en nuestro estómago.
no se permiten aspirar los bordes del humo
ni tratar de entender los carteles que prohíben el humo
se permite hablar del humo pero sin humo cerca
se permite no conocer el humo y describirlo por completo
se permite inventar un incendio sin humo
un mar de humo
una tristeza de humo

ahora salgo a la calle
lejos de los carteles
y sólo veo gente
y una bruma 
más bruma
y humo.


Algunas humedades
cubren los ojos
la atmósfera
y los ojos

algunas humedades
se internan
y en la sala de espera
espero.

domingo, 22 de agosto de 2010

cuatro de domingo

Aniversario.

un aniversario
coincide en cuatro estaciones
el otoño de los padres
el invierno de su hermano
el verano de la abuela que no quiso mudarse
y su primavera.

Canillas.

De madrugada
las canillas rezongan
las impurezas del sueño del hombre
un gorgojeo de gota a gota
 y un aullido metálico
evitan los fantasmas presentes.

Arte.

el arte es sublimación de amor
su exceso
su falta
su apego
su huida. 



Ejército.

la alarma del ascensor
la ambulancia
el teléfono
una bocina
la alarma del auto
un parlante con una canción que alerta un mensaje
los gritos en la propaganda
se alistan
en el ejercito de la invasión sonora.

Brillante.

La luz de la linterna cede
Y se contagia
De aquello que bordea los cuerpos
Entonces
el brillo
Se esconde en su sombra 

lunes, 16 de agosto de 2010

Los discos indefendibles



   Hace tiempo que el disco de vinilo desapareció de las estanterías,  y con él, desaparecieron otras conductas. A veces cuesta discernir si las tecnologías se adaptan a nosotros o somos nosotros los que nos permeabilizamos a lo que se nos entrega, en algunos casos, de forma unilateral.
Personalmente tenía pocos discos, pero buenos. Sabía con antelación que es lo que me iba a comprar. Me dirigía a las disquerías a buscar al artista que conocía de memoria y también para investigar un poco sobre los otros discos, aquellos que no tenía. Éste hecho no me preocupaba en esos tiempos. Sabía que no era necesario tenerlo todo en materia musical,   será porque conocía el placer inmenso, tanto como el disfrute que me representaba abrir el disco para descubrir de a poco el arte de tapa y luego las letras; para terminar acertando el surco con la púa. Ese mismo disco que seguramente giró muchas veces sobre el plato, sin importar el destino de los otros discos, esos que nunca tendría.
  Hoy el cambio es muy grande en ese aspecto. Lo que fácil llega, fácil se va –apuntaría-.  Para ambos sentidos y en ambos sentidos. Los artistas con algo de dinero tendrán su disco en la calle y si invierten en difusión quizás lleguen a trascender un poco. Con los traslados de información en internet, se puede “compartir” música, que ya no es análoga, es digital, es información, son bytes, y gracias a eso, personas de remotos lugares y no tanto, se actualizarían con lo último que acaba de salir musicalmente. Y hay mucho, demasiado, diría que no alcanzan varias vidas para escuchar lo que se encuentra ejecutadado. Posiblemente nos perderemos a grandes talentos que morirán con un buen trabajo inédito, desconocido y que hubieran merecido la oportunidad  de ser escuchados.
Me imagino a un Mozart subiendo a la web sus temas. Tendría que competir sólo con su talento a la inmensa variedad de músicos en cartelera, y quizás eso, no le alcance.
El mundo pide inmediatez y efectividad. Esas premisas comerciales nos han quitado la posibilidad de disfrute. Bajamos diez discos en cuatro horas de los cuales sólo dos nos podrían llegar a gustar. Los escuchamos dos veces o una en toda la vida ocupando el nervioso lugar de algo mejor que ya estará por salir. En realidad, nos estamos llenando de discos indefendibles.
    El sólo hecho de salir de tu casa a comprar, y pagar con billetes un disco, lo hacía querible y justificable. Uno hacía valer su compra y recomendaba a los demás el producto. Y no había discos muy malos (alguno había) porque los mismos artistas necesitaron pasar por una cantidad de filtros para editar. Al ser más difícil y más costoso el proceso de grabación, normalmente, quedaban los músicos talentosos.
   Hoy no podemos defender a los artistas musicales, ya no aparecen grandes bandas nuevas, sólo algunas que logran llenar estadios por corto tiempo. No se asegura la continuidad porque pronto serán descartados por otra banda indefendible y lo más triste, es que se cambia a una por otra, gratis. 



miércoles, 4 de agosto de 2010

Confié, confía.





Siempre confiamos y la confianza parece una característica de la raza. La tendencia a creer, a querer creer, como una necesidad a veces. Creemos después de saber que la piedra es piedra y es que no va a ser otra cosa -excepto por nuestra facilidad para cubrir esa piedra con una manta engañosa y que sólo la vestimos así para nosotros mismos-.
Cuando confiamos en el otro ponemos mucho de nosotros en esa confianza, pero no nos damos cuenta de eso hasta que ocurre la desilusión. Y gracias a que esto sucede podemos descubrir la piedra. Cuando el sólido queda al descubierto parte de él es un espejo, ese que odiamos mirar. ¿Y qué vemos? Nada, o todo. Dependerá de nuestro acertado conocimiento. De nuestra asertiva forma de mirar.
   De algún modo existirá un odio por la deuda que es mochila de la confianza. Y la deuda puede ser monetaria o sentimental o quien sabe qué. Lo importante será determinar en qué parte uno es culpable de creer y en que parte uno está libre.
   Otra conclusión más de una breve frase del Dalai Lama que no paro de desmenuzar: “Se inteligentemente egoísta”.