Parecería que pensar o lo que conocemos como reflexionar el futuro es tarea inútil. Disponemos de cartas del pasado para sacar conclusiones de lo que vendrá. Un tarotista que nos dice lo que ya sabemos que pasó y que nunca acertará el destino. El detalle es la sorpresa, lo que no se puede adivinar, lo que viene encajado en la rueda del engranaje de todo nuestro entorno que siempre se está moviendo. ¿Cómo vamos a adivinar la suerte? (estaríamos inmersos en la mayor de las depresiones) ¿Qué conclusión o proyección pretendemos sin ese magnánimo detalle? Volquemos todo nuestro análisis a lo que conocemos pisado. El futuro es imposible e impostergable a nuestro pesar. La ansiedad nos viene a avisar lo frágiles que somos.
kandisky : Madame macabre
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