domingo, 12 de septiembre de 2010

El tiempo

El tiempo,
con su fuerza innegable
a veces
arrastra las horas
y a veces
(la mejor de las veces)
las desliza tan suavemente

su sutileza
dependerá de la importancia de las agujas

viernes, 10 de septiembre de 2010

horas nuevas

una especie de picazón en los bordes del alma



allí


donde las palabras necesitan refundarse


un nacimiento






dos medialunas casi vencidas


en el bar lindero del hospital


allí


donde pasa gente a diario


descanso


de la intensas horas nuevas






un cordón desatado en la luz


la trampa de la naturaleza para las mentes concientes


así


impone su ritmo


así

olvido el café y por un rato quien soy.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Para leer cuando llueve

     A veces pasa que la lluvia nos espera. En ese mientras, acaricia el vidrio húmedo para llevarnos hipnóticos a un pensamiento triste o delicado y para hacernos saber que luego limpiará lo que pasó.
    A veces pasa que la lluvia nos hace creer que termina algún capítulo repentinamente, como un señalador que divide dos hojas del libro.
    A veces pasa que la lluvia esquiva paraguas, porque son ellos lo que impiden  los golpes en el cuerpo, son ellos, los cómplices de lo seco que suena a perfecto. 
     Mientras la lluvia, la venganza de lo líquido se camufla en los charcos o alguna baldosa floja.  Cada surco de una gota en mi cara también quiere expresar algo, como las líneas de mi mano en el futuro.
      Y a veces pasa que la lluvia, ella, queda inmersa en un final, cuando una escoba retirada del armario barre mucho más que unas pocas hojas mojadas en el asfalto, porque se  lleva también, la promesa de las cosas que haremos después de ella.



jueves, 2 de septiembre de 2010

Las diez y treinta

Todos tenemos un momento
una hora
con sus minutos (y me animaría a decir segundos)
una hora que nos delimita
y nos recuerda que comienza a quedar atrás
el sonido del fuego
el pan con manteca y azúcar
el café caliente
y las vueltas en la casa
para engañar a las llaves.