miércoles, 11 de febrero de 2009

Antídotos para vivir.



La naturaleza, con todas sus fuerzas niveladoras, lucha contra nuestro egoísmo, tal es así, que nos pone compromisos donde antes que nosotros, nos encontramos pensando en los demás, hijos, pareja, familia. Red que nos ata, el mismo amor, necesita encontrarse cómodo en una baja preponderancia del egoísmo.

Si pensamos solo en lo que a nosotros nos convenga, quizás muchos nos quitaríamos la vida, situación que va contra las reglas del universo.


"Siempre es consolador pensar en el suicidio: de este modo se puede sobrellevar más de una mala noche." (F. Nietzsche)


No podemos negar, que mas de uno de nosotros lo hemos pensado, pero de esto mucho no queremos hablar, quizás porque creamos una personalidad positiva, y hablar de esta manera sería ir en contra de lo que queremos ser.

Este pensamiento, que solemos tener, en los malos días, actúa como ajuste de realidad, quiero decir, nos pone concientes que todo tiene un fin, y de llegar a la situación límite donde no se podría continuar, todavía así, tenemos la última solución, la última carta escondida.

Sería el antídoto de la esperanza, y aquí debo citar otra vez a mi tío querido


"La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre." (F. Nietzsche)


La esperanza nos quita la energía de lugar, esperamos, esperar, depender de un devenir incierto de sorpresas, milagro, lo mejor después no ahora, y nuestra energia que se disipa en la espera, cuando deberiamos tenerlas con nosotros en este momento, para decidir bien, para razonar bien ahora y no despues.

La esperanza de que mejore una persona por ejemplo, es depositar una confianza en algo inexistente o carente de sustancia, como una bruma que recorra el cuerpo y sane.

La esperanza es lo último que se pierde, y tendría que ser lo primero para poder vivir felices con el momento presente que nos toca, sin esperar nada mas que esto, olvidarse para siempre de paraísos en otra vida, para que lo queremos si lo que perdemos es la vida al conseguirlo.

La negación de nuestro poder, para depositarla en átomos que gravitan otras galaxias, que queremos creer que existen, la pregunta de si hay vida en otros mundos, tendríamos que replantearla en si hay vida en este mundo, o por lo menos, si sabemos vivir.


Fin.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tomo aire...suelto...

acá está el mundo...acá nomás...

Abrazo! sería bueno sentir la música de la espera sin saber qué se espera...

Salo dijo...

Creo que la esperanza depositada en cosas externas es una manera para no tomar las riendas de nuestra vida y tener la excusa de no haber alcanzado aquello que en realidad no deseamos de corazon.